lunes, julio 23, 2007

7.

veía la pared como si estuviera al borde del acantilado.

abajo las olas señalan ese punto exacto donde uno se rompe los dientes, entre esas dos gaviotas graznan y seguro se quejan del mal tiempo, vuelan un poco y después caen, sobra la misma piedra, en ese gris contundente. debajo del poster, un poco al lado de la silla, doscientos metros de caída libre, ocho pasos y entonces la enormidad gris.